8 de julio de 2008

Anteriormente en Farewell...

Así empiezan los capítulos de muchas series de televisión, especialmente las americanas, precediendo a un resumen de hechos sucedidos en episodios anteriores que conforman un recordatorio de la trama hasta ese punto.

Esta entrada pretende recoger un resumen de lo que ha acontecido en mi vida estas últimas semanas, de modo muy breve, para en entradas posteriores seguir con temas más amenos y nuevos "episodios"

Este tiempo lo he pasado inmerso en los libros de la facultad, pero ha merecido la pena, pues he sacado todas las asignaturas y con muy buenas notas (8'7, 9'2, 10...). Ya solo me falta una asignatura en septiembre (que me quedó en febrero) y otra para el año que viene (de la que no me matriculé porque no había forma de encajarla con las otras) y habré terminado. O eso espero... esto no se acaba nunca.

Por otra parte el último fin de semana de mayo fue el Kotei de Sevilla, un campeonato del Juego de Cartas Coleccionables La Leyenda de los 5 Anillos a nivel global, que aunque acogió solo a unos setenta participantes, fue uno de los más pródigos en premios. Yo me llevé el de mejor disfraz, pasando un calor horrible.





El evento estuvo muy bien, salvando algún problemilla a la hora de contabilizar los resultados, y siendo la primera vez que asistía a un Kotei estoy seguro de que repetiré.





Dado que terminé los exámenes la última semana de junio y no he sabido la última nota hasta este mismo lunes no he podido tomarme unas verdaderas vacaciones. He estado haciendo alguna cosilla con el bajo, retomando los lápices y las pinturas, pero todo muy disperso, en parte por falta de motivación, en parte porque no me sentía del todo libre.

El caso es que tras saber la última nota se me abría un mes de julio (en agosto toca volver a estudiar) magnífico, con planes para este fin de semana que viene en Granada con mi novia y mis amigos de siempre, una partida esta tarde pasada con mis amigos de Sevilla y tiempo y ganas por delante para afrontar los proyectos y sueños que tenía abandonados. Este lunes estaba siendo magnífico y las vacaciones prometían.

Pero el universo parece determinado a chafarme la alegría a poco que esta despunte de un nivel normal. No voy a hacerme la víctima, adoro mi vida con todos sus defectos, con sus días malos y sus días peores, pero con alicientes que me hacen sentirme orgulloso y agradecido de lo que tengo. No se trata de entonar un "pobre de mi", tan solo de constatar el hecho de que mi vida se basa en un equilibrio cósmico entre felicidad e infelicidad.

Todo esta mandanga viene a una revelación que he tenido el dudoso gusto de experimentar este lunes ya pasado a eso de las nueve de la noche: mis dos compañeros de grupo han montado otro por su cuenta, evidentemente sin contar conmigo.

Y me siento triste, decepcionado, traicionado. Esperaba que si el vocalista formaba grupo con alguien fuese conmigo.

¿Suena egoísta, verdad?. Puede que lo sea, pero hay un hecho importante. De las dos partes "enfrentadas" no soy yo quien ha negado la palabra y casi el saludo a la otra desde hace un año y tres meses, no soy yo quien hace elegir entre uno u otro.

Sí, yo tuve la culpa del "problema" en su momento y pedí disculpas por ello. Una y otra vez. Y no fueron aceptadas. El enfado, lógico y digno, nunca negados los motivos por mí, han ido dando paso a lo que yo considero (como opinión personal e intransferible) una rabieta digna de un niño de cinco años.

Es por eso que esperaba que esa persona que estaba en la incomoda posición de "entre dos tierras" se decantara por mi, si es que debía decantarse por alguien.

Estoy un poco harto de ser tan tonto. Con todo mi mal genio y mis miles de defectos quien me conoce sabe que soy un buenazo, que perdono una y otra vez incluso a quien me hace un daño atroz... y estoy cansado.

Me gustaría decir que les deseo suerte, pero entonces mentiría. Les deseo mil problemas, que no lleguen a ninguna parte. Yo desde luego me negaré a verlos y que se guarden de usar algún tema de Farewell... Me duele pensar así. Me hace sentir fatal, rastrero, sucio... pero no puedo evitarlo. Y creo que es normal. Y justo.

No me quiero despedir de mis pocos lectores (que son en su mayoría -o incluso totalidad- mis amigos) con ese amargor, así que os dejo un par de fotos de un momento feliz, la boda de mi amigo Vivián.





Hasta la próxima.

1 comentario:

Old.Urobros dijo...

¡Hola!

Chico, sé exactamente como te sientes. Y la verdad es que si las cosas son así no te merecen y punto.

Podemos ser más o menos capullillos, más o menos inteligentes, más o menos muchas cosas... pero lo que no se puede negar es que somos íntegros, a veces tanto que la gente no se lo cree.

Anímate, siempre nos quedará "París".

Un Abrazo Colega.